"Nadie sabe lo que puede un cuerpo" B. Spinoza.


Frecuencia: semanal

Clases teóricas: obligatorias

Práctica hospitalaria: optativa

Bono contribución por la totalidad de la cursada: $100



viernes, 6 de julio de 2012

6º Clase: El Juego de la Pulsión

El juego de la Pulsión
Laura Monczor

Pulsión y juego son dos conceptos propios de la clínica con niños. Intentaremos hoy articular como se presentan.
El niño, si bien está en relación al campo del Otro desde antes de nacer, lo simbólico es incorporado en un tiempo diacrónico.  La apropiación por parte del niño del universo significante, no es un hecho que esté dado de entrada, e implica tiempo y determinadas operaciones.  Un tiempo que implica la subjetivación, la constitución del sujeto
Entonces, podríamos decir que no solamente hay presencia del discurso sobre el cuerpo del niño, sino también de la erotización del cuerpo por parte del otro.
Por la prematuración biológica que es propia del cachorro humano, el infante necesita de modo vital del otro de los primeros cuidados para poder sobrevivir, tanto de su presencia, de la lengua, como de la maniobra sobre el cuerpo: alzarlo, llevarlo, interpretar por qué llora, etc. Esta maniobra es absolutamente necesaria para la supervivencia; no es algo que se pueda evitar, y tiene  consecuencias sobre el niño. Pero para que sea posible la construcción de la propia escena en la infancia,  lo que abre la posibilidad de producción del deseo del sujeto, se requiere de ciertos límites, que algo quede excluído de la escena.
Retomando lo que Luis trabajó acerca del trauma en su clase, recordemos que en “Más allá…”, lo que va  a hacer Freud es relacionar el trauma con la pulsión de muerte. Va a homologar el proceso de la neurosis traumática al proceso de la neurosis ordinaria, pudiendo entonces  pensarse la marca traumática como algo constitutivo. Posteriormente En “Moisés y el monoteísmo”, dice que el trauma es una experiencia en el cuerpo o bien algo visto u oído, que también involucra al cuerpo. Son marcas que acontecen cuando el acceso del niño a lo simbólico es escaso, y está ahí hablando de las vivencias traumáticas tempranas, cuando no ha incorporado aún el universo simbólico.  Cuando el niño incorpora más elementos del orden simbólico, cuando ya no son niños pequeños,  el efecto ordenador de la palabra  permite apaciguar el desorden pulsional, que en un comienzo es excesivo. Entonces ahí ya vemos que el trauma queda ligado al exceso de pulsión.

En ese sentido, lo infantil implica momentos lógicos de subjetivación, tiempos en el que el cuerpo está a la delantera, y la pulsión insiste y acosa “el orden” que la palabra instaura.
N la infancia, la pulsión se presenta excesiva, traumática. Lo pulsional requiere por parte del niño un gran trabajo psíquico: la insistencia de la pulsión implica desorganización y angustia, que se va  apaciguando mediante la palabra, enlazándose a un discurso. Es el despliegue de la palabra lo que articula la pulsión a significantes.
Entonces, recibimos niños con un sufrimiento que no habla, que no llega a ser síntoma. Otros con perturbaciones graves, imposibilitados de jugar porque la ficción creada por el acceso al lenguaje les es inaccesible, y que por lo tanto la palabra que frena la intensidad de la pulsión hay que construirla.

Por ese acceso paulatino a lo simbólico, en un primer momento, previo a lo que Freud llamó período de latencia, los síntomas en los niños se presentan con más frecuencia en relación al cuerpo. En ese momento, pensar el síntoma como una formación sustitutiva se reduce, dado el escaso número de significantes con los que el niño cuenta, por lo que la angustia tiende a enmarcarse como padecimiento corporal.
Pero entonces, como hacer discurso de eso que el niño nos muestra? Desborde pulsional, peligro interno, apariciones de lo Real, peligro externo: la muerte, la obscenidad, la relación de los padres, etc.
Como velar los peligros, para que la angustia no tome el cuerpo?
Como hacer discurso de aquello que no se puede nombrar?
Cómo se despliega el discurso en el niño?. El juego es el modo discursivo privilegiado en la infancia. Es el juego lo que en un principio, permite poner un coto a lo Real. Velar el goce de los padres que los objetaliza.
La escena lúdica está armada con materiales de distinta índole: palabras, relatos, objetos, pero para que esa escena se pueda armar, es necesario que algo que de por fuera: lo Real, lo obsceno, el goce, la sexualidad adulta.
Pero en el análisis de un niño el cuerpo es el personaje principal, por mostración o por inhibición, cómo desplegar entonces un discurso, que permita armar un relato que lo aloje en un deseo y vele el goce?
El niño carece de los medios simbólicos, del universo significante, para que las palabras se impongan como mediadores entre la sexualidad y la angustia: el juego es lo que permite instalar esta instancia mediadora ante lo Real, para el sujeto.


 Vamos a pensar al juego como la construcción de la escena propia de un sujeto, escena que articulará para ese sujeto por un lado, la posición desde donde se vinculará con los objetos, y por otro lado, en su insistencia en la repetición, el juego implica la intención de “dominar” la pulsión en juego, ligando ésta a siginificantes.
Estamos pensando entonces al juego en el dispositivo analítico, no como el juego placentero propio del niño, ni pedagógico, ni recreativo ni terapéutico, sino el juego en transferencia, vale decir , escena de juego de la que el analista también forma parte.
Entonces, que quiero decir con el juego como construcción de la escena del sujeto?
La constitución del sujeto en el campo del Otro, implica que algo quede por fuera, algo que no es simbolizable, para lo que no existen significantes que lo representen. El acceso a ese Real, es siempre  partir de la estructura que nos provee el universo simbólico, que no es igual de uno a otro y que tiene la característica de ser particular de cada sujeto. Podríamos decir, que en el mundo humano, no hay adecuación de una verdad a los hechos objetivos, sino que la  verdad es única para cada sujeto. Por eso Lacan habla en el Seminario X, de un primer tiempo, “Hay el mundo”, inaccesible para nosotros.  Entonces el acercamiento del ser humano al mundo está siempre mediado por el marco que le da su propia escena: segundo tiempo, que es lo que me interesa, y es “la escena que es el lugar donde el mundo se monta”. Lo Real para ser historia, tiene que estar sometido a las leyes del significante. Para ser accesible al sujeto, el mundo debe montarse en una escena. Que el mundo esté montado, construido, hablado, en la escena es el único modo de que nos sea accesible.
Y cómo se arma ese montaje?
En Construcciones, Freud se pregunta qué material nos ofrece el analizante y dice que “es material de muy diversa índole: jirones de recuerdos…., ocurrencias durante la asociación libre, retoños de afecto”. Se trata de restos, dice D.R , algo visto, algo oído, algo vivido, así se construye la escena. El recorte de ese “algo” cae del lado del sujeto, eso es lo que lo hace particular y lo saca del lugar de la determinación absoluta.
Entonces,  planteamos  que esta es la escena constitutiva del sujeto, y estamos diciendo que el juego en el niño implica el establecimiento de esta escena, escena que por un lado funcionará de borde, de marco de lo Real, y que a la vez lo vela. Es una escena que está entonces sometida al las leyes del significante, que en ocasiones se interrumpe o no se instala como tal.
En “Personajes psicopáticos en el teatro”, (1905), Freud plantea que el hecho de ser espectador del juego dramático ( obra de teatro) significa para el adulto lo que el juego para el niño. Dice: “ el actor del drama le posibilita al adulto la identificación con un héroe, y al hacerlo, le ahorra algo que el espectador sabe: esa promoción de su persona al heroísmo no sería posible sin dolores, ni penas… Bien sabe que posee sólo una vida, que podría perder en uno de esos combates contra la adversidad.” Pero, “es otro el que está ahí y se trata sólo de un juego que no puede hacer peligrar su seguridad personal”. El actor no corre ningún riesgo.
Lacan va a plantea en el seminario XII que “el juego es un sistema cerrado, donde lo propio, aunque esté enmascarado, es una regla que está excluida del juego, prohibida: ese punto es lo Real”.
Entonces, para que el juego sea posible, para que la escena lúdica se instale, es necesario que el riesgo, lo Real, la sexualidad adulta, quede por fuera. La intromisión del goce adulto trae como consecuencia la imposibilidad del jugar.
Y el exceso interno, traumático también? Lo pulsional? La sexualidad infantil? El juego hace cadena, liga, permite articular la demanda y por ende que se articule el deseo. Es una escena que va a producir para el sujeto una pérdida, ya que el juego tiene sus reglas, un  inaccesible, como no puede ser de otro modo en el mundo del lenguaje. Una de las cuestiones necesarias para que el juego se instale, es que el niño pase de ser jugado en la escena adulta a jugar su propia escena. (Ej del niño que jugaba a la luna de miel de su mamá ). La otra cuestión necesaria es que el niño ceda algo de su goce autoerótico, ya que desde el momento en que el juego implica la constitución de reglas, implica necesariamente el lazo con el Otro y con los otros.
El juego varía según el momento del niño: del fort-da, al juego dramático y luego al reglado, tienen que producirse operaciones que no están dadas de entrada. La posibilidad de perderse para el Otro, del engaño al Otro, el chiste y la introducción a la lógica fálica que introduce la competencia, son momentos distintos del sujeto. Pero en cada uno de esos momentos, el juego en análisis, en transferencia, posibilita al niño no quedar atrapado (siempre y cuando el analista funcione como tal), en el goce del Otro, e ir armando los modos de relación con los otros.
Es desde el juego mismo que el analista interviene, y forma parte del juego. Es responsabilidad del analista no hacer de ese niño que juega un objeto, objeto de fascinación, de rechazo, de aburrimiento, y permitir que el sujeto con su discurso, comiencen a desplegarse, que algo de la vivencia comience a inscribirse como historia y que se abra el espacio para la producción de la novela familiar.